El vino desde sus inicios Edad Media (o capitulo IV)

Después de la caída del Imperio Romano, el vino viaja desde Italia hasta la Galia (Francia), y durante la Edad Media el desarrollo de la enología pasó a mano de los monjes cristianos.

El por qué de los monjes tiene una sencilla explicación: en las bodas de Canaá Dios convirtió el agua en vino para deleite de sus invitados, bebió vino con sus discípulos en la Última Cena, y en la Eucaristía el vino es necesario, y si esto fuera poco hay otra razón pagana adicional: su efecto calórico y antiséptico durante las comidas. 

Esto hizo que los monjes fueran los responsables de la mejora constante del vino y sentaran las bases para la creación de algunos de los viñedos de más prestigio.

Es en esta época además donde la burguesía comienza a demandar vinos de mayor calidad, dividiéndose de esta manera los vinos en los más elaborados y los de cualquier tipo (como hoy en día).

Como la elaboración de vino queda reservada a monasterios y castillos, aparecen las primeras bodegas como lugar para guardar las barricas ya que era una valiosa mercancía que había que proteger en sus sótanos.

A estas alturas, las vides ya han llegado a un tercio de Europa (Alemania, Francia, Italia y la Península Ibérica) aunque en este caso la invasión musulmana del siglo VIII trae la prohibición coránica de consumir alcohol, dejando la vid pero para producir uva de mesa. 

Afortunadamente no dura mucho esta situación, durante la reconquista el norte quedó en manos cristianas y los monjes llegados de Francia reintrodujeron el hábito de beber vino, considerándose como una bebida “cálida” que ayudaba a la digestión, generaba “buena sangre” y aclaraba el humor.

Así que el vino volvió a ganar presencia cuando las zonas reconquistadas por los Reyes Católicos se replantaron con vid.

La elaboración de vino vive una aceleración:

En los siglos XVII y XVIII se comienzan a utilizar botellas de vidrio y se inventa el tapón de corcho.

La zona de La Rioja fue la primera región española donde se comenzó a embotellar vino alrededor del siglo XIX. 

Dom Pérignon (moje) descubre cómo elaborar el vino espumoso en la región de Champagne.

Y saltamos al Nuevo Mundo, donde su origen llega de manos de viajeros con vides como moneda de cambio de las materias primas de allí y al volver con otras vides traen un gran frenazo: la Filoxera que llega al Viejo Mundo a finales del siglo XIX. 

Se trata de un insecto que se alimenta de las raíces tiernas de la vid produciendo unos abultamientos que no dejan pasar la savia matando a la planta, y se propagó con tal rapidez, que se convirtió en epidemia. 

Casualmente las cepas que existían an America resistieron a esta enfermedad, así que desde el mismo punto que surgió la epidemia surgió la solución, creándose variedades híbridas entre una planta Americana y Europea, que es lo que hay en nuestros días en los viñedos: portainjertos.  

Henos llegado casi al fin del viaje y digo casi porque viendo cómo el vino ha pasado siglos acompañando al hombre en su mesa o en sus ritos, seguro que su esencia social se mantendrá durante muchos siglos más, así que….. ¿un vinito?

Nos gustan los vinos con historia

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