08 Dic Bodega Viña Bayona: la Medusa que vino del mundo extraordinario

Esta vez nos acercamos a la bodega Viña Bayona, localizada en Titulcia (Madrid), que dicho sea de paso es un lugar mágico e histórico a partes iguales.

Y es que Titulcia es un pueblecito con mucha historia a sus espaldas. El nombre actual es moderno (bueno, moderno….desde 1814), cuando Fernando VII promulga un decreto dándole ese nombre porque ahí era donde se situaba la Titulcia citada en los itinerarios romanos. Hasta entonces se había llamado Bayona de Tajuña. Aquí tenemos el primer guiño de la bodega a su zona de origen, pero sigamos rascando.

Su enclave arqueológico está declarado Bien de Interés Cultural, con zonas arqueológicas carpetanas, romanas y árabo-musulmanas. 

De entre los restos arqueológicos sobresale el hallazgo de la denominada Medusa de Titulcia. Se trata de una pátera ceremonial (en cristiano: plato de 18 cm de plata y oro) del siglo IV a III a.C. que utilizaron los habitantes carpetanos para proteger las viviendas y las cosechas de sus habitantes. 

Segundo guiño: el plato, que muestra la cabeza de un felino adornada con serpientes, es el escudo que aparece en la etiqueta de la bodega (más o menos).

Pero sigamos más allá con Titulcia. También nos encontramos la Cueva de la Luna, descubierta en 1952. Una cueva que está unida a un restaurante donde César (el dueño) después de comer te explica su historia y te deja pasar para disfrutarla.

Sí, para disfrutarla, porque esta cueva, que durante mucho tiempo permaneció oculta, es un centro energético (de energía telúrica) donde los visitantes, en especial las mujeres, reciben la energía del cosmos si permanecen un minuto bajo la cúpula central. 

Se trata de una cavidad artificial formando una cruz de brazos iguales cuyos extremos se inscriben en otra galería que forma un cuadrado con una bóveda central.

Tiene varios orígenes según donde busques: un documento toledano de 1775 menciona una ermita de la Virgen de la Soledad donde el cardenal Cisneros construyó un humilladero para sacralizar el lugar porque allí se le había aparecido la Santa Cruz cuando preparaba la conquista de Orán.

Según otros, es la ampliación de otra cavidad mucho más antigua relacionado con los templarios, que, a su vez, aprovecharían estructuras remotas de santuarios prehistóricos. Estas suposiciones se basan en el hallazgo de cruces paté en las paredes de la cueva, vestigios arqueológicos celtíberos, romanos y medievales.

Pero volvamos a esta bodega que tiene un escudo con Medusa, se llama Bayona y tiene familia en la cueva de La Luna, todo es circular y se cierra sobre sí mismo. Porque de esta bodega fuimos a buscar un vino blanco de malvar elaborado Sobremadre. 

Esta forma de elaboración es un ejemplo de tradición, como no podía ser de otra manera, y se trata de fermentar controladamente las uvas con un 25% de los hollejos (lo que llaman “la madre”) en un depósito durante unos 180 días y tras este tiempo, se embotella directamente.

Esta forma de elaboración hace que estos vinos tengan una ligera burbuja que resalta los aromas, aunque se debe consumir el mismo año de su elaboración.

Esta bodega en la actualidad funciona ya con la cuarta generación, y ahora está ya en marcha la quinta. Lo más curioso es que todas las botellas que producen (ya sean de tinto o de blanco) las venden a pie de calle, no me digan que eso no tiene algo de magia

Nos gustan los vinos con historia