Bodega Vidular: Mirando al mar desde la montaña

La elaboración de vinos con indicación geográfica protegida (en este caso Vinos de la Tierra Costa de Cantabria), está permitida siempre que hayan sido obtenidos de variedades determinadas y que procedan de una determinada zona de producción, son los denominados en España “Vinos de la Tierra”.

Este es el caso de la bodega Cántabra Vidular, nombre que proviene de los abedulares que existían la zona, donde ahora nos encontramos albariños y chardonnays justo al lado de la bodega y Treixaduras y Godellos en zonas más alejadas (y están trabajando en una uva nueva, como nos gusta a nosotros).

Es aquí donde se elabora un espumoso de albariño, Cantabricus, sorprendente como los cántabros. En la etiqueta se representa el primer mapa en que los romanos hicieron de la península ibérica: Cántabros era el nombre dado por los romanos a un conjunto de antiguos pueblos que habitaba en el norte de la Península, pueblos luchadores, bravos y valientes,  espíritu heredado por las familias del norte, bravas en el trabajo y acogedoras en el trato.

Aunque desde la bodega se pueda ver el mar, no está al mismo pie de los muelles, pero sí que está rodeada de valles y montañas con carreteras sinuosas (para quien está acostumbrado a ver bodegas rodeadas de llanuras en Castilla, es algo sorprendente).

La bodega es pequeña y cercana, perfecta para hablar de lo divino y lo humano con la familia que la lleva, y ver de cerca todo lo que hacen y cómo lo hacen, contándolo con una sencillez digna de agradecer. Es una familia que se desplazó para seguir la olas de surf y como los padres tenían que hacer algo, montaron una bodega. Y vaya si el espíritu del surf se contagia a su forma de trabajar: viajar por distintos países con la mochila al hombro, durmiendo en cualquier lado de otras bodegas para aprender de ellas, hay que tener un espíritu libre.

Es muy recomendable ir a esta bodega para probar los vinos terminados y sin terminar, y el espumoso que tiene ya su propia sala de crianza. El padre y el hijo te hablan de sus vinos con el cariño del que trabaja la tierra y sabe el esfuerzo de ver crecer algo suyo.  Y si ves que has probado demasiado, te puedes quedar en su casa rural inmersa en el viñedo (hay en proyecto construir más dentro de sus viñedos) o seguir sus indicaciones para ir a visitar los sitios escondidos para el resto en los que hay que comer.

Porque nos gustan los Vinos con Historia

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