09 Ene Bodega Miradorio: Con el alma al borde del mar
Esta vez visitamos en Cantabria la bodega Miradorio, con IGP Vinos de la Costa de Cantabria, donde encontramos un matrimonio que pone todo su entusiasmo y su trabajo en esta tierra.
Lo primero que te sorprende al llegar a la bodega es la fuerza y la ilusión que sus dueños son capaces de contagiar a las visitas, y lo segundo es el paisaje que se disfruta desde el viñedo, que no tiene precio.
Los viñedos están en unas parcelas donde el trabajo duro se intuye al ver las pendientes y lo cercano que están los racimos del mar, donde a veces las olas llegan a salpicar las uvas y el trabajo, pero la pasión que destilan las explicaciones de los dueños solo te deja ver el lado heroico del proyecto, apreciando más si cabe el trabajo duro que han comenzado ya hace 5 años al calor de «¿y por qué no?».
Sus palabras lo dicen todo: “el día de la vendimia es como el día de la boda”, y bien pensado es verdad, quien haya preparado un gran evento ha tenido esa sensación, meses y más meses de duro trabajo con un objetivo: que durante un día todo salga bien.
En la viña se traduce en trabajo para solucionar plagas (desde la dichosa avispa asiática hasta otras más silenciosas), investigar el por qué las uvas desaparecen dejando los raspones (al final eran tejones), desvelos pensando en que la Godello desaparece por no se sabe qué….) para llegar el día de la vendimia, llevar las uvas a la prensa y estrujarlas, descansar porque «se terminó, ya lo que hay es lo que se embotella».
Esta fuerza es la que transmiten los dueños de la bodega Miradorio, no agradeceremos lo suficiente la visita de bodegas con alma y corazón, capaces de contagiar a los demás su pasión.
Pero no hay que dejar atrás que la belleza de sus vinos (Mar de Fondo y Tussío entre otros), ademas de provenir de la ilusión, nacen de uvas que casi surgen de las olas, en paisajes del norte de España que se te quedan grabados en la retina.
Porque nos gustan los Vinos con Historia
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