
24 Feb Bodega Luis Mariscal. De cómo Camarena se mueve
Esta vez hemos vuelto a la Denominación de Méntrida, fieles a nuestra línea de descubrir nuevos vinos en pequeñas D.O.s.
Y esta es ahora mismo de las más interesantes porque están trabajando duro y bien para sacar todo el potencial de las bodegas que la integran desde @rutadelvinomentridatoledo.
Pero ¿saben qué? lo tienen muy fácil con cosas tan buenas y distintas como un museo-bodega subterránea (@muesocuevasdelcastillejo) donde conocer de primera mano un espacio que siempre se ha usado para hacer vino; bodegas actuales que hacen bien su trabajo y sitios para comer que quitan el sentido (damos fe).
Nos dirigimos a una bodega que acaba de entrar en la D.O. aunque lleve desde hace 4 generaciones trabajando sus viñedos: Luis Mariscal.
Esta bodega inicia su camino como la mayor parte de las veces, por carambolas del destino. Un familiar remoto (tío del abuelo de Luis) fue a la guerra de Cuba y volvió a Camarena donde se construyó una casa y además empezó a elaborar vinos como hobbie. En sentido literal, porque no vivía de ello, el azúcar era su actividad. Vinos que se inventaron en tinajas de barro, evolucionaron a tinajas de hormigón y ahora se conciben en una bodega nueva.
Visitamos la antigua bodega que tiene mucho encanto, no hay más que ver las tinajas de hormigón que hoy en día no están en uso, pero que siguen en pie con la majestuosidad que conservan los objetos que vienen de largo.
Como siempre, el vino bien entendido comienza en el viñedo, con un cuidado pensado y con actuaciones como la poda en verde, para no agobiar a las cepas de garnacha, shyrah y tempranillo con las que cuenta la bodega.
Una mañana muy agradable con bodegueros catando buenos vinos y comiendo colines excelentes (no hay que perdérselos) de una zona, que creednos, va a dar mucho que hablar.
Nos gustan los vinos con historia
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