Bodega La Zorra: estas uvas no están verdes

Esta no es la fábula de la zorra y las uvas. Es la fábula de las uvas que existen, que maduran y que se hacen vino en una zona muy pequeña, donde son cuidadas con cariño.

Nos referimos a la Denominación de Origen Sierra de Salamanca. Esta sierra, parte Reserva de la Biosfera y Parque Natural, nos enseña que el hombre y la naturaleza pueden convivir. Siempre han existido viñedos en bancales y muestra de ello son los restos de lagares rupestres pre-romanos para elaboración de vino, cavidades excavadas directamente en el granito.

Con esta historia, lo raro es que la Denominación de Origen (la más pequeña de España) no tenga una trayectoria más larga, se declaró en el 2010.

La uva propia de esta Sierra es la rufete, de fina piel, y se encuentra en vides alineadas de tal manera que no pasa la maquinaria para hacer el trabajo rápido y mecanizado, ni tampoco parece que quieran ir deprisa, la tranquilidad y el buen hacer se respira en el viñedo. Trabajo hecho con paz en una zona que enamora por su paz.

Es en esta sierra donde podemos intuir un millón de fábulas, como la de una uva con un nombre equivocado (no soy Samaniego, tengan piedad):

Entre un mar de vides, una uva blanca existía,

de nombre la daban Verdejo, por su forma de madurar,

pero fijándose mas, la fueron a estudiar,

descubriendo que Verdejo no era en realidad.

Veamos un nombre, pensemos un momento,

estamos orgullosos de lo nuestro,

la blanca es de esta sierra, como la uva rufete lo es

apellidar blanca a la nueva, lógico ha de ser.

(Todavía no hay final de la historia con la uva declarada como rufete blanco, aunque queda poco).

Lo que sí sabemos es cómo acabará la historia de La Zorra: con éxito. Su historia comienza con la elaboración de vinos por un chaval y su abuelo, lo que demuestra que el gusanillo de hacer vino se te mete muy dentro. Y de hacer vino de un pequeño viñedo, a elegir viñedos tomando como punto de partida toda la Sierra.

Porque un único viñedo de varias hectáreas en esta sierra es impensable, se puede llegar a tener hectáreas, pero sumando distintas orientaciones, alturas, zonas y tipos de suelos, una heterogeneidad que no asusta a las bodegas, hace que se hagan vinos más valientes.

Esta bodega tiene una zorra en la etiqueta, que como secreto os diremos que nació de la mano de las hijas de aquel chaval, que viendo su creatividad y empuje a día de hoy, nos creemos que haya sido obra de su familia.

¿Y el nombre? Seguimos siendo fieles a la zona: en la sierra hay que estar siempre atentos a que las vallas no tengan un roto para que la zorra no entre en los gallineros, es evidente que es un buen nombre para un buen vino de la sierra: el animal del que hay que estar atento.

A esta zorra lejos de no gustarle las uvas, hace vinos, pero sobre todo hace nuevas ideas para nuevos vinos, que por lo que pudimos probar, aseguramos que estarán tan buenos como los que tiene ahora, la zorra, 8 vírgenes o la vieja zorra (entre otros).

En definitiva, en esta sierra entramos en una zona donde la gente es fiel a sus costumbres, algo de agradecer a día de hoy que todo es globalización y homogeneización, viva la diversidad y la lucha por conservarla.

Porque nos gustan los Vinos con Historia

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